jueves, 10 de marzo de 2016


Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad es cómo resolver el problema de la energía. Actualmente la producción de electricidad es cara, ineficiente y por lo general, produce deshechos perjudiciales para el medio ambiente y las personas. Pese a los grandes avances tecnológicos en los últimos años, millones de personas no tienen acceso a la electricidad. Además, la obtención y el control de los recursos energéticos es la causa principal de guerras y conflictos armados en muchos países del mundo. La única solución sería obtener una fuente de energía barata, ilimitada y no contaminante a la que todo el mundo tuviera acceso. La pregunta por tanto es: ¿existe alguna alternativa?.
Estas son las cinco energías del futuro que están llamadas a cambiar el mundo:
  • Hidrógeno.
El hidrógeno es el elemento químico más ligero y puede comportarse como un gas o un líquido dependiendo de las condiciones ambientales. Actualmente existen motores bastante desarrollados y eficientes que utilizan hidrógeno para funcionar. Los hay de dos tipos: de combustión y de pila de combustible. En el primer tipo se quema el hidrógeno de la misma manera que se quema la gasolina en un motor tradicional. En el segundo tipo, el hidrógeno se usa para producir electricidad y de esta manera mover el motor del coche. Este tipo de motor se considera de 'cero emisiones' ya que el único subproducto derivado de su uso es agua.
Pero hay un problema para usar este tipo de combustible, y es la obtención del mismo. Aunque el hidrógeno es el elemento químico más abundante del Universo, en la Tierra es bastante escaso, con lo que hay que producirlo. A día de hoy el proceso de obtención sigue siendo bastante caro (ya sea mediante procesos químicos o mediante la electrólisis del agua), pero la constante investigación en este campo está abaratando los costes significativamente. Ya hay algunos coches que funcionan con hidrógeno, pero su uso no está extendido. No obstante, si el precio del petróleo sigue subiendo, es posible que en poco tiempo el hidrógeno se convierta en el combustible de referencia en el mundo.
  • Biocombustibles
Los combustibles generados de algunos vegetales son ya una realidad. Funcionan en la mayoría de motores actuales (en el caso de los biodiesel) y producen entre un 20% y un 40% menos de gases contaminantes. Para producirlos se usan plantas como el maíz o el azúcar. Su nivel de desarrollo es alto, y ya se comercializa como una alternativa viable, menos contaminante y cuya producción es prácticamente ilimitada, al poder renovar las plantaciones y ampliarlas en caso de que sea necesario.
En este caso el coste de producción de estos biocombustibles no es excesivamente alto, pero presentan un gran inconveniente que lo hace incluso más perjudicial que los combustibles fósiles tradicionales. La materia prima es alimento, como el maíz, y la producción simultánea para consumo humano y para combustible hace que el precio del primer tipo se vea afectado. Hay muchoa países (sobre todo estados del Tercer Mundo) que han tenido problemas de abastecimiento a causa del aumento de los precios de estos cereales. Si la producción de combustible afecta a la alimentación de millones de personas, no es una alternativa viable.
Pero hay una manera de continuar el proceso sin perjudicar a ninguno de los dos lados. Generar combustible de plantas no aptas para consumo humano, como por ejemplo, un tipo de algas con las que ya se está experimientando en Japón. La facilidad para producirlas y el hecho de que no afecte al precio de los alimentos, lo convierte en una alternativa muy sólida de cara al futuro.
  • Placas solares de alto rendimiento
Pese a que la energía solar es ya una realidad y está relativamente consolidada, aún le queda mucho camino por recorrer. Las placas fotovoltáicas, el método más extendido para obtener energía eléctrica a partir del sol, tienen un rendimiento muy pobre, entre un 10% y un 15% de la radiación solar es transformada en electricidad. Esta es la causa principal de que este tipo de obtención de energía sea todavía muy cara.
No obstante, sigue siendo una alternativa de futuro. Exceptuando el proceso de construcción de los paneles, la energía solar no provoca gases ni subproductos contaminantes, con lo que es una buena opción desde el punto de vista ecológico. Hay muchas investigaciones que están centradas en cómo incrementar el rendimiento de los paneles. En países con una mayoría de horas de sol (que incluye la mayor parte de los países subdesarrollados), un sistema más eficiente de estaciones solares sería suficiente para su propio abastecimiento, con el consiguiente beneficio económico, social y medioambiental.
  • Torio
Las actuales centrales nucleares suelen utilizar como combustible el uranio o el plutonio. Estos dos elementos son altamente radiactivos y su tratamiento es muy peligroso. Pero ha surgido un alternativa que podría suponer toda una revolución, el Torio. Este material tiene un potencial energético 40 veces mayor que el uranio y su peligrosidad es mucho más baja. Además, al contrario de lo que ocurre con los combustibles nucleares actuales, el Torio es muy abundante en la naturaleza y puede utilizarse en su totalidad para esta tarea.
El Torio ya se está considerando para nuevas centrales eléctricas, y el avance de las investigaciones con este material están muy avanzadas. Quizá en algunos años se pueda empezar a hablar de una nueva revolución energética.
  • Fusión Nuclear
La energía de fisión nuclear (las centrales nucleares de toda la vida) son un método bastante eficiente y efectivo para la producción de energía eléctrica. No produce gases de efecto invernadero, se puede controlar la cantidad de energía que se quiere generar y es relatívamente barata. Por contra tenemos los efectos de sobra conocidos, los desechos nucleares radiactivos. Por eso las investigaciones más esperanzadoras apuestan por la energía de fusión, un método que podría salvar al planeta de su destrucción a causa de la contaminación y la polución.
El proceso es sencillo de explicar pero complicado de implementar. Mediante dos átomos de masa similar (suele usarse tritio y deuterio), se induce una fusión de sus núcleos, de manera que se genere un solo átomo más pesado. El resultado es la generación de una gran cantidad de energía partiendo de muy pocos recursos. Además no hay ningún deshecho peligroso para el medio ambiente como sucede con la fisión nuclear o las centrales térmicas.
Este sería el método ideal para producir energía, ya que es muy barato y apenas tiene desventajas. Por ello en 1986 nació el proyecto ITER, una unión transnacional para construir un reactor de fusión experimental que sirva de prototipo para los futuros generadores comerciales. La fusión nuclear ya se ha podido realizar con éxito, pero hasta este momento la energía necesaria para hacerlo funcionar, sigue siendo menor que la energía que se extrae del proceso, con lo que sigue sin ser viable a corto plazo. Se estima que en unos 20 o 30 años podrían empezar a funcionar los primeros reactores.
El futuro a corto plazo
Mientras esperamos a que la fusión nuclear nos provea de una fuente de energía prácticamente ilimitada y muy barata, tedremos que conformarnos con los procesos tradicionales. A corto plazo lo más sensato es apostar por las renovables y mantener (sino aumentar) la investigación y el desarrollo en las mismas. La energía es el gran reto de la humanidad del siglo XXI, y de nuestro éxito en este campo dependerá, en gran parte, nuestra supervicencia futura.

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